Hay días en que simplemente quieres dejarlos pasar, olvidas la frase motivadora de la mañana, finalmente te das cuenta de que no hay por que luchar, todo siempre sigue su mismo curso, un terreno baldío puedes ser limpiado y debajo de esa hierba invasora siempre habrá un suelo rugoso y llenos de piedras. Es el camino que vas haciendo que cada vez se ve mas estrecho, esas miradas inquietantes que te penetran como hurgando dentro de ti en busca de tus esperanzas y anhelos.
Es este cuerpo que no quieres pero no haces nada por transformar, es esta mente que divaga y tu solo quieres dejarlo pasar. Necesitamos descansar de vivir un momento, necesitamos dejar de ver el mundo y ocuparnos del nuestro. Hoy es uno de esos días en que mi lengua es ácida y quema, en que mis palabras no confortan ni ayudan, uno de esos días en que solamente soy hastío.
Al final de cuentas es de esos momentos en que necesitamos bajar la velocidad para retomar el rumbo. La ventana de mi cuarto es hoy mas grande de lo normal, siento al mundo desde mi interior, la vainilla de la vela no llega hasta mi olfato, él murió y yo solo quiero dejarlo pasar, unos van y otros vienen y nadie se ocupa de nada, sales tan solo un segundo de la esfera y ves que cada porción de aire permanece perfectamente intacta, prefieres escuchar murmullos indescifrables que verdades.
Hoy es uno de esos días en que la soledad asfixia y cobija, en los que mi vida se detiene y llega él diciendo: Hola…
Uno de esos días en que solo quiero dejarlos pasar para poder volver a emprender el camino. Sé que vendrá aquel en que ya no veré esta tierra. La vida se despedirá de mí, en silencio y me echará la última cortina sobre los ojos. Pero las estrellas velarán por la noche y se alzará la mañana como antes, y las horas se henchirán, como las olas de la mar, levantando dolores y placeres.
Hoy es uno de esos días en que la soledad asfixia y cobija, en los que mi vida se detiene y llega él diciendo: Hola…
Uno de esos días en que solo quiero dejarlos pasar para poder volver a emprender el camino. Sé que vendrá aquel en que ya no veré esta tierra. La vida se despedirá de mí, en silencio y me echará la última cortina sobre los ojos. Pero las estrellas velarán por la noche y se alzará la mañana como antes, y las horas se henchirán, como las olas de la mar, levantando dolores y placeres.
Cuando pienso en este último momento, se cae la valla de los instantes y veo, a la luz de mi amiga, eterna amiga, su mundo, con sus tesoros indolentes. Imprescindible es el más pobre de sus asientos, inapreciable la más pequeña de sus vidas.
¡Váyanse enhorabuena las cosas que anhelé en vano, las cosas que fueron mías; y que sólo posea yo de veras, lo que nunca quisieron ver mis ojos, lo que siempre desprecié!
Aquí les dejamos las llaves de mi puerta; renuncio a todo derecho sobre mi. Sólo les pido buenas palabras de despedida. Vivimos mucho tiempo, juntos, recibí más de lo que pude dar. Y ahora la lámpara que alumbró mi rincón oscuro se ha apagado.
Me llaman y estoy dispuesto para mi viaje. Me preguntas que me llevo. Mis manos vacías y mi corazón lleno de esperanza. Y aunque el camino sea peligroso, va sin temor mi pensamiento. Cuando mi viaje llegue a su fin, saldrá la estrella de la mañana y las melancólicas armonías del crepúsculo se abrirán tras el pórtico del Silencio.
Las cosas suceden tan de repente, tan instantáneamente, todo es casi tan mágico y lleno de fantasía. Ella, con su magnificencia, con su cordura, majestuosa en su presencia y ausencia. Se muestra por tus espaldas, sabe cual es tu destino, besar tiernamente su mano. Desposándote con la eternidad. Mi amiga, mi hermana… oh! Cuan grande es tu grandeza. Mi señora, mi señor.
Luego de haberme extraviado por algún tiempo aquí estoy de nuevo con muchos deseos de compartir mi poesía con uds.
ResponderEliminarEspero les guste y se sientan como en casa de comentar y disfrutar de este espacio.